Vamos a dedicar esta entrada exclusivamente a las Pintoras Surrealistas, porque, si bien, ha habido pintoras en otras épocas, se pueden citar con los dedos de la mano, las que están en los libros de arte de manera preferente y además desperdigadas en países y culturas diferentes, en el barroco nos encontramos con Sofonisba Anguinsola, Artemisia Gentisleschi, Lavinia Fontana o Elisabetha Sirani, en Italia, Angélica Kaufman, en Austria, Josefa de Obidos en Portugal. Ya en el siglo XVIII, dos mujeres pudieron entrar en la academia Francesa de las Artes y posteriormente en el periodo Impresionista nos encontramos con Berthe Morrisot y Mary Cassatt, esta americana, pero viviendo y pintando en París.
Muchas de ellas hijas de
pintores, esposas de pintores y amantes de pintores, pocas pudieron ser
consideradas como pintoras ellas mismas, sino que estaba bien visto que se
dedicaran a los temas más “propios”, bodegón, flores, asuntos maternales etc..
Es por ello llamativo el
gran número de pintoras asimiladas al Movimiento
Surrealista, es por lo que vamos a dedicarles el siguiente espacio.
Hay propuestas y teorías de todo tipo para este fenómeno, creo que las posibilidades oníricas y fantasías de ensoñación sean una de las características. Cadwick, habla de las artistas se quedaban fuera del grupo que redactaban manifiestos, pero aportaron magníficas contribuciones al lenguaje del surrealismo, sustituyendo la propensión de los varones a la alucinación y a la violencia erótica por un arte de mágica fantasía y dotado de fluidez narrativa. Posiblemente vemos en alguna de las pintoras una desesperanza y angustia que no se ve en pintores.
Hay propuestas y teorías de todo tipo para este fenómeno, creo que las posibilidades oníricas y fantasías de ensoñación sean una de las características. Cadwick, habla de las artistas se quedaban fuera del grupo que redactaban manifiestos, pero aportaron magníficas contribuciones al lenguaje del surrealismo, sustituyendo la propensión de los varones a la alucinación y a la violencia erótica por un arte de mágica fantasía y dotado de fluidez narrativa. Posiblemente vemos en alguna de las pintoras una desesperanza y angustia que no se ve en pintores.
Comencemos con Remedios Varo y Uranga ( Anglés, Gerona
1908- Ciudad de México 1963), una de las primeras mujeres que estudió en
la Academia de Bellas Artes de San Fernando, fue luego a París en 1941, para
exiliarse a México con la llegada de los Nazis. Integrada en su estancia en
Barlona en el grupo surrealista catalán
Logicofobista.
Su obra está teñida de una
atmósfera de misticismo, siendo parte importante en su iconografía el tema de
los pájaros
como vemos en el cuadro “La creación de
los pájaros” que encabeza la entrada.
O "Valle de la luna, raíces al aire".
Si hubo una pintora de vida
atormentada, que queda reflejada en su obra, es Leonora Carrington (Lancashire, Reino Unido 1917- Ciudad de Mexico 2011)
si bien su padre era un magnate de la industria textil, ella a pesar de
internados y soledades solo pudo reaccionar ante la autoridad. Conoce en 1937 a
Max Ernst que le introduce en los
medios surrealista y del que se enamora, comienza una lucha de ambos de lado de
antifascismo, que lleva a Ernst a la cárcel dos veces, ella huye en 1940 a
España donde es ingresada en un psiquiátrico, de su paso escribe una novela Memorias de abajo, esta experiencia le
cambió y ella misma refiere que fue “lo más parecido a estar muerta” puede escapar y huye a México, pasando
por Lisboa en 1942, donde vivirá hasta su muerte en 2011 con 94 años.
Reseñaremos como cuadro
definitorio “Su autorretrato en el
Albergue del caballo de Alba de 1937” Donde se reflejan dos animales que
luego acompañarán la obra de Leonora, El
caballo que simboliza su libertad y la hiena que tiene que ver con su yo sexual”
Su memoria de los hechos
infantiles y familiares se reflejan en “el
ancestro”
Posiblemente la más conocida
y la menos surrealista de las pintoras, que vamos a hablar sea Frida Kahlo ( Coyoacán 1907-1954), a
pesar de una invitación de André Breton
en 1939, ella nunca se consideró pintora surrealista, porque no pintó
sueños sino su realidad, poliomelítica, un grave accidente de autobús en su
juventud, 32 operaciones, es lo que formaron su vida y sus vivencias.
Sus cuadros, así como su
vida, su relación con el pintor Diego Rivera con muchas vicisitudes, muchas
veces manipulada por la propia auto propaganda, es un destino de autocompasión,
como vemos en “ La columna rota” de 1944.
Casi todos sus cuadros son de temática personal, posiblemente el que más pueda ser considerado como de interpretación onírica sea "Raices". Sin llegar al exhibicionismo, Daliniano, es una confidencia directa.
Kay
Sage (Connecticut 1898- Albany 1963), realiza un tipo de paisaje
abierto, cuyo horizonte, al igual que su marido Yves Tanguy, también pintor surrealista, pero del que no hablamos
en esta entrada, linda con el infinito.
Duro y cortante con quiebros
y construcciones geométricas.
Contrastados con tejidos volantes como “El paisaje de 1940”.
Veamos el desarrollo Surrealista de Valentine Hugo (Boulogne-Sur-Mer 1887- París 1968), casada con
un biznieto de Victor Hugo, desde joven en círculos intelectuales parisinos.
En 1933 participa en el Salón de los Surindependientes.
Nos
dejó este “Retrato de Arthur Rimbaud. Entre
una amplia gama de dibujos y retratos de personajes surrealistas e históricos.
Muy interesante es también Dorotea Tanning (Illinois, 1910-Nueva York
2012). Vivió en París 28 años, se casó con Max Ernst.
Su obra más conocida es “Pequeña serenata nocturna” Obscura pintura llena de simbolismo. Que recuerda irónicamente la serenata de Mozart.
Ithell
Colquhoun ( Nacida en la India el 1906, Cornualles 1988) Eileen Agar (¡899-1991).
Leonor Fini (Buenos Aires 1907- París 1996). Dedicada
tanto a la pintura de retratos como al diseño y decorados. Ilustradora de obras
literarias. Amante, para variar de Max Ernst. Juega en sus pinturas, con fantasias eróticas y de muerte. Como en “El
entreacto de la Apoteosis de 1938”
Siempre podremos tomarnos un
cafecito con Meret Oppenheim (
Charlottenburg, Alemania 1913- Sion Suiza 1985). En Desayuno en pieles.
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