Pieter
Brueghel El Viejo, (Brögel1525-Bruselas 1569), pinta en este contexto, “El
Triunfo de la Muerte” 1560, donde encierra el pasado, presente y futuro,
entre imágenes de la realidad y lo que proviene de la fantasías de los sueños,
haciendo una verdadera alegoría surrealista. Tanto Salvador Dalí e Yves Tanguy,
son dos modestos deudores del visionario genial flamenco. Ortega y Gasset
escribía: “El mundo profundo es tan claro como el superficial, solo que
exige más de nosotros”.
Podemos
hablar en este sentido, del mundo de las Parasomnias, es decir tanto en
Sonambulismo como el terror nocturno, o el mundo de las pesadillas, episodio
onírico de contenido ansioso, con recuerdo claro al despertar con el
sufrimiento, identificados a veces hasta en los registros poligráficos. También podemos hablar de los trastornos de
conducta en sueño REM, con contenidos oníricos de gran intensidad que implican
amenaza y violencia, a veces hacia los demás.
Pero si en
los siglos anteriores todo lo relacionado con los sueños tenía un componente
religioso, adivinatorio o profético, será a partir de Siglo XIX, serán los
precursores de surrealismo un grupo de pintores, tanto los románticos,
ya muy influenciados por la filosofía de Kant, como los llamados visionarios, entre ya
hemos citado a Goya, como los ingleses Johann Heinrich Füssli nacido
suizo, Fuseli en Inglaterra o Willian Blake, los que lleven a los
sueños, pesadillas, alucinaciones oníricas al mundo de las obras de arte.
Ejemplo claro es La Pesadilla de Fuseli de 1781, en que se identifica con un sueño erótico, pero también del miedo a lo desconocido, la figura femenina, se entrega a un profundo sueño oprimida por un íncubo sentado sobre su pecho. O Wiliam Blake en La escalera de Jacob.
O Wiliam
Blake en La escalera de Jacob o Satán despertando a los ángeles rebeldes. Bajo la influencia de John Flaxman y
amigo de Füssli, puede ser considerado, junto con este último y con Goya como
el trio de pintores Visionarios, de inicios del siglo XIX, precursores del Simbolismo
y por qué no decirlo, del Surrealismo. La Escalera de Jacob es
una obra, que representa un fragmento del Antiguo Testamento. Está datada del
1805 y está hecha a lápiz, tinta y acuarela y se expone en el British Museum de Londres. La obra está basada en
el capítulo 28 (versículo 10-19), del libro Génesis, del Antiguo Testamento. Nos explica el sueño de Jacob, que tuvo
cuando iba a la ciudad de Haran en busca de esposa, después de ser bendecido
por su padre, se durmió sobre una roca y oyó la voz de Yahvéh:
Yo soy Yahveh, el Dios de Abraham y de tu padre Isaac. La tierra en que
estás acostado te la doy para ti y tu descendencia. Tu descendencia será
como el polvo de la tierra y te extenderás al poniente y al oriente, al norte y
al mediodía; y por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra; y por tu
descendencia.
El sueño fue tema recurrente en el romanticismo, como los sueños de las odaliscas de Ingres y Delacroix.
Cuenta en un artículo Maria Zambrano: “Un
sueño la pintura; un sueño simplemente no. Un sueño realizado, es decir, un
sueño que ha entrado en realidad, quizá por su verdad, pues que todos los
sueños no pueden, ni siquiera a través de la pintura, entrar a formar parte de
la realidad, de esa extraña realidad que es el arte”.
Hasta llegar
a los simbolistas que serán tema de la siguiente entrada.
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